Recuerdo que, cuando uno iba a la secundaria te…como que había gente que no aceptaba que uno se desarrollara.  Afortunadamente era poco, pero sí había, que me humillaba, que pensaba y no te daba un granito de confianza que tú fueras a ser alguien, porque hay gente que piensa que por ser negro o ser indígena o ser de otra raza, no tienen la capacidad de ser como otros, que te consideran en el complejo, acá que se consideran que son mejores o superiores.  Por ejemplo, los alemanes así pensaban, pero de manera general ellos, pero también en los países…en los diferentes países, ha habido gente de ese tipo. [Qué hizo usted para enfrentar eso personalmente. ¿Cómo pudo enfrentar ese y seguir adelante?] Sobreponerme primero, aguantar que si te decían indio, pues nada más no escuchar para no pelear.  Pero había momentos en que tenías que pelear y recuerdo muy bien que, las veces que me peleé fue para, para ganar, porque entraba el indio furioso, él de la rabia. Y recuerdo muy bien que, pues, -Ahora sí, a mano libre pues, órale.  Son anécdotas, pero afortunadamente cuando esto pasó, aquí pasó menos.  A lo pronto, cuando fui a la universidad, la cosa cambió, un pensamiento más abierto, un pensamiento más liberal que me gustó.  Me gustó, pero algo que quiero decir, nunca he olvidado de mi raza.  Nunca he olvidado de mi origen. Me siento orgullo de mi raza indígena purépecha.  Me siento orgulloso de mi origen, aunque humilde, porque sigo siendo humilde.  Si sigo siendo humilde.  Tengo una valoración de análisis que me hago yo solo, que creo que he hecho más cosas buenas en mi vida que cosas malas.  Eso es. [apenas tengo dos minutos más de película, qué pesar. Me da permiso de usar esta entrevista entre las otras que le expliqué que tengo entrevistas para la educación general de la gente en cuanto a las diferentes culturas y para mis estudiantes?  Sí [¿y su nombre?] Eurino Campos Santos.  [mucho gusto]. El gusto es mío.