Bueno, mi nombre es María Magdalena Doralea de Lara. Yo quiero contar mi experiencia, cómo me incorporé a la…acá a la guerrilla. Yo me organicé el año 81. Mi esposo ya estaba por esta zona. Entonces yo quería venirme para acá también, porque sólo él estaba por acá. Yo me había quedado con mis cuatro hijos, en reubicación. Era en Chalatenango y él estaba en la montaña. De ahí, yo decidí venirme para esta zona acá a combatir, pero como andaba con cuatro niños, me quedé en la, en la gente de masas. La gente de masas es la que hacía tortillas para la, para la guerrilla y nosotros, cuando venían los operativos, corríamos y los, los soldados en veces mataban a algunas personas pero nosotros siempre corríamos, corríamos porque el ejército estaba combatiendo con la guerrilla, pero con la gente de masas teníamos que huir para que no nos fueran a matar a todos, pero también, por gracia de Dios, yo tuve suerte. Mi familia…me mataron a mis dos hijas. Una tenía 16 años y otra, 7 años, y la experiencia de, de que tuve también, porque el dolor de mis dos hijas me, agarré más calor para andar luchando y así vengar un poco la sangre derramada de ellas, porque me habían quedado dos varones. Las otras dos hembras que ya me las habían matado, y seguimos luchando con mi esposo y con los demás aquí.
No somos familia pero somos compañeros y nos llevamos muy bien, y así yo me quedé por esta zona. Yo no soy nativa de aquí, de San José las Flores. Soy de otro municipio, pero como anduve con, doce años con ellos, me quedé como un miembro más. Me gustó andar con ellos y me quedé aquí en esta repoblación y así mis hijos vinieron acá también. Se incorporó uno de los mayores. Se incorporó, pero después que se lo encuartelaron, mi hijo vino a la casa, ya no siguió él. Los encuartelaron y mi hijo se vino para acá. Entonces el otro lo tenía chiquito. Ahorita ya tiene 22 años. Ya los dos tengo acá y ya los dos se han casado. Ya esa historia de, de mis hijos. Yo tengo aquí a la par a mis nueras. Ellas son mis nueras las dos. Entonces ya ellas…ella es del primer hijo que tengo y ella es del segundo. Ella tiene dos niños y ella tiene una niña. Así ya se engrandeció la familia y también un muchacho que tengo que lo recogí también en la guerra, que a la mataron en el año 83. Él quedó de, de dos años y lo recogimos nosotros y lo tenemos acá también con nosotros. Ese muchacho aquí está. Él todavía está solo. Ahí está con nosotros. Es bueno porque es educado acá, aquí con nuestra familia y así se ha crecido más la familia de nosotros que quedamos solamente dos hijos y mi esposo y yo, después hoy somos diez en la familia. Entonces ya…y los diez vivimos acá en la casa. Lo bonito también , que mis hijos y mis nueras somos una sola familia y no tenemos pleito entre nuera y yo porque eso no, no existe entre nosotros y las dos se llevan bien, las dos nueras con los niños, los dos hijos. Entonces estamos como aquí como una sola familia y nos llevamos bien [¿y ellos dos nacieron aquí?] Ellos no nacieron, los hijos míos no nacieron aquí. Nacieron en el monte, en el monte que ya después aquí los, cuando ya ellos…los niños que tiene ella, sí, ya nacieron aquí.
Bueno, cuando andábamos en el monte, veces se hallaba comida y veces no. Si se hallaban pichones de huerta hacíamos, cocíamos las cabezas de pichones de huerta y eso sancochábamos y eso le dábamos un poquito a los niños y si encontrábamos maicillo, maicillo, lo molíamos y servía para hacer harina, tortillas pues adonde encontrábamos. Si no, no comíamos. Habían días, días que no comíamos, sólo agua. El agua que no nos faltaba porque agua había. Esta agua nos sostenía a nosotros hasta ocho días. También cuando venían los grandes operativos, los operativos, sí teníamos maíz, nosotros no podíamos moler porque el enemigo nos detectaba el humo. Entonces no cocinábamos, porque no se podía cocer el maíz. Así pasábamos hasta que el enemigo se iba. El enemigo eran los soldados que nos detectábamos donde nosotros estábamos. Por es, pasábamos así. Cuando no estaban, era yéndose, nosotros a cocer maíz o maicillo para moler y hacíamos tortilla y repartíamos a las personas, todos los que estaban en las bases y así cada quien guardaba una, dos tortillas y eso comía una o se comía un pedacito. También, había otra comida que hacíamos nosotros de jocote, jocote, que se nacía y la cabecita del jocote. Eso comíamos. Con eso se llenaba uno. Otra comida que también en zonas había era malanga. Una malanga es pura masa pero que sí , la, la utilizábamos como tortilla y era bien. Nosotros sentíamos bien bien. No comíamos pan, no comíamos frijoles porque no había. Allá cuando, si nos regalaban algunas casas, gentes cuando pasábamos, cuando andábamos guindiando, nos regalaban alguna cosa y eso se compartía con los demás y comíamos. [¿Cuánta gente había en el monte con ustedes?] Iiiii éramos miles [Miles y eso ¿cómo se hizo para alimentar a tanta gente?]. Sí, miles, pero mire, por gracia de Dios siempre siempre comíamos. Unos, si teníamos harina de maíz, una cucharadita de harina de maíz con agua. Ya con eso nos sustentábamos, quedábamos bien y también para la guerrilla que ellos estaban combatiendo, a ellos también se les…salía una comisión a buscar grano para darles comida también, y para ellos eran los primeros y los niños, ya nosotros mayores así que ya estábamos ahí. Teníamos que primero dar los niños y después a nosotros para que no se nos fueran a morir los niños, y porque como eran bastantes veces que salíamos a correr, los niños tenían que tener fuerza para andar corriendo.
el monte: in this case, uncultivated land, a wilderness
pichones de hurta: sprouts from a garden
maicillo: millet
jocote: a small sour fruit
malanga: root vegetable similar to potatoes
guindiando: looking around